jueves, diciembre 21, 2006

MARTA ROLDÁN

Libre albedrío:

La silla no discurre
que viviendo se es útil.
La mesa no comprende
cuando la llaman mesa.
El edificio necesita
lavarse la fachada,
¿y su subjetividad?
(hubo quienes dijeron que la tuvo;
pero nadie se lo ha comunicado)
La Tierra desplaza y abre sus contornos,
se retuerce
y transforma la cartografía;
completamente ajena
(o quizás contestataria)
al ser
que cree gobernarla.
¿Y si existe Dios?
Hubiera dedicado
todo el séptimo día
tan sólo a arrepentirse.

SORPRESA

Cada noche infalible
estudio tus detalles
y escuchas incansable
el último te amo.
No lo dejo pendiente.
Previsora.
Es probable que me muera inconsciente.

Entonces cuando este volcán de nervio puro
amenaza estallar a través de mis venas,
subiendo pulsaciones y presión arterial,
me defino despierta.
Firmo al pie de la hora oscura y controlada.
La muerte, sorprendida,
no me encuentra durmiendo.


Rebelarse:

¿Dónde está mi destino?
¿Entre joyas y hábitos
de fugaz vanagloria?
¿Dónde está?
¿Entre cuerpos desnudos
y condones usados?
¿Dónde?
¿En la fama, el glamour,
la lujosa desgracia?
O entre pañales sucios,
utensilios y pisos,
un delantal manchado.
(¿Es que todo este tiempo
seré ama de casa?)
Debe haber más opciones.
Esa búsqueda eterna.
Ese amor egoísta.
La grandeza interior.
Ese pensar al otro.
La muerte que arriba
sin horario y puntual.
Diseñaré a medida
elecciones tangibles.
No admito que se reduzca
sólo a esto la vida.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Labios
como pétalos de sándalo
evasión de amapolas
en oboes tocados por ángeles.
Horizontales y verticales
Se me olvidó besar.
Nínfulas
en ínsulas baratarias
sueños de poder
Sopas de ajo.

6:12 p. m.  

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